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22 de junio de 2018

¡Vacaciones de verano! Claves para no volvernos locos











Hoy comienzan las vacaciones de verano escolares y es en este tiempo dónde los niños se convierten en nuestros mejores maestros, observa a tus hijos, dales ese permiso.

Hoy no vengo con una lista de planes para hacer en este tiempo. Os traigo un ejercicio para simplificar y darnos cuenta que es en las pequeñas cosas dónde los niños pueden disfrutar, relajarse, aprender, desarrollar la creatividad y atesorar recuerdos de la infancia.

A menudo nos pasa que queremos llenar la agenda de los niños de planes, también en periodo de vacaciones y es importante dejar espacios en blanco porque los niños deben tener también momentos para aburrirse porque es en esos ratos dónde desarrollan su creatividad, dónde surgen los juegos espontáneos sin apenas recursos, dónde se paran a admirar la belleza de la naturaleza, dónde pueden conocerse, empatizar, pensar, aprender a superar obstáculos...

Hace dos veranos se me ocurrió esta idea, se trata de darles la libertad a los niños de escribir que cosas querrían hacer en el verano y guardar esas ideas en una caja. Os sorprenderéis después al leerlas y descubrir que sus respuestas son muy sencillas y esos planes no son rebuscados sino que son escenas cotidianas, van asociadas a momentos felices que recuerdan de veranos anteriores, son momentos simples que pasamos por alto y que los mayores damos por sentado pero que para ellos tienen toda la importancia del mundo. Este es un ejercicio para descubrir el valor de apreciar las pequeñas cosas y darle la importancia al tiempo, tiempo de calidad, tiempo para compartir y exprimirlo juntos.










 
Para esta herramienta puedes utilizar una caja, lata o un tarro con tapa. Allí los niños meterán unos papeles escritos con aquellas cosas que quieren hacer ese verano. La gracia es abrirla al final del verano y descubrir que hemos hecho todas esas cosas y muchas más y si se han quedado algunas cosas no pasa nada! Esto no es una lista de deseos que deben cumplirse si o si, es para descubrir que no necesitamos grandes cosas para ser felices. A los padres nos sirve de guía y nos damos cuenta enseguida que no es necesario complicarse tanto la vida. Y los niños se sienten implicados, valorados y agradecidos al final del verano y se dan cuenta realmente de la suerte que tienen.











Si pudiéramos disfrutar cómo ellos, observar el mundo a través de sus ojos descubriríamos un mundo mágico, dónde el tiempo pasa despacio, apreciando los detalles y las pequeñas cosas. Ellos no se preocupan por nada porque están demasiado ocupados ideando o imaginando, para ellos el mundo es una continúa sorpresa. Contagiémonos de ese asombro por las cosas más simples ( jugar en la arena, ver una puesta de sol, comer un helado, tirarse en bomba a la piscina, volver a comer en tal sitio, aprender a dominar algo como montar en bici o a patinar)... Sigue maravillándote con ellos, jugando con ellos, recuperemos ese volver a disfrutar de las pequeñas cosas, la vida slow ( te suena esto? ;) ) En definitiva, pararse, centrarse en el aquí y ahora porque cada día es un regalo. Espero que te haya resultado útil este post y si lo pones en práctica me encantaría que me dejaras tu experiencia en los comentarios.


Sea como sea vuestro verano no dejéis de maravillaros con ellos y de disfrutad, disfrutad mucho!


Gracias por pasaros y hasta la próxima! Que tengáis un Feliz verano!






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